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PROYECTO-CIUDAD PARA TRUJILLO

Por Fernando Echeandía, arquitecto urbanista.

Foto: SEPRES. Recuperada de Blog Desarrollo Peruano.

Por estos días está en elaboración el plan de desarrollo metropolitano de la ciudad de Trujillo, el mismo que se encuentra en la fase de diagnóstico. Con el fin de aportar ideas para la siguiente fase, la de propuesta, sugiero reflexionar sobre dos temas principales: una nueva organización del uso del suelo en función del dinamismo de la ciudad y el cambio de unidad de medida que representa el automóvil.

Actualmente, la ciudad de Trujillo se encuentra en un estado de policentralidad en fase temprana: un centro mayor (que incluye el Centro Histórico) y varios subcentros en diferentes grados de formación. La relación que existe entre el centro mayor y los subcentros es de tipo centrípeto y asimétrico, por lo que se propicia una ciudad que crece desestructurada y amenazante con su espacio natural. Este estado de la cuestión es similar en ciudades que evolucionaron desde un sistema monocéntrico, que, a su vez, nacieron de una abstracción ortogonal y amurallada, conforme la tradición occidental.

«Actualmente, la ciudad de Trujillo se encuentra en un estado de policentralidad en fase temprana: un centro mayor (que incluye el Centro Histórico) y varios subcentros en diferentes grados de formación. La relación que existe entre el centro mayor y los subcentros es de tipo centrípeto y asimétrico, por lo que se propicia una ciudad que crece desestructurada y amenazante con su espacio natural.»

Trujillo: Propuesta de dinámica urbana. Imagen proporcionada por el autor.

«(…) el horizonte de desarrollo de la ciudad pasa por buscar estructurar y conducir el crecimiento de su sistema policéntrico en formación, de modo que no agreda su patrimonio natural y cultural, a la vez que se fortalece y consolida.»

Ante este escenario, el horizonte de desarrollo de la ciudad pasa por buscar estructurar y conducir el crecimiento de su sistema policéntrico en formación, de modo que no agreda su patrimonio natural y cultural, a la vez que se fortalece y consolida. Ello se puede lograr con tres lineamientos: el primero, base de los otros dos, es enmarcar la estrategia de la propuesta según las posibilidades de la aptitud (en tonalidades azules) de ocupación del suelo urbanizado y suelo disponible. El segundo y tercer lineamientos se concentran en estructurar el sistema policéntrico: (1) actuando sobre las centralidades y (2) alentando la formación de un circuito que las articule integralmente.

La actuación sobre las centralidades propone una reconfiguración del uso del suelo ya no de acuerdo a la zonificación según actividades, sino a los niveles de dinamismo que presenta el territorio urbano. En este esquema de configuración, los niveles de dinamismo más altos arrancan desde los núcleos (en amarillo) y sus áreas de expansión (en rojo) y van desplegándose con menores niveles hasta un límite fijado según la posibilidad de conservar o regenerar espacio vital: natural y cultural. Así, los niveles de dinamismo urbano guardan relación directa y proporcional con los niveles de diversidad de uso, donde los espacios centrales contienen mayor diversidad de actividades, y a partir de éstos, se configura (en crema) niveles menores de diversidad y densidad. Claro está, siempre cuidando de incompatibilidades casi absolutas, como la industria pesada o una posible zona rosa.

«La reconfiguración del uso según niveles de dinamismo también puede ser aplicada a escala de las edificaciones en cuanto su capacidad polifuncional.»

La reconfiguración del uso según niveles de dinamismo también puede ser aplicada a escala de las edificaciones en cuanto su capacidad polifuncional. Después de todo, cada vez hay más convencimiento que la vida al interior de una edificación cualquiera está atada a las condiciones de su entorno.

En una estrategia co-emergente con la actuación sobre las centralidades, la formación de un circuito de articulación pretende representar el desarrollo de un sistema de movilidad y logística principal. Es, básicamente, un circuito socioeconómico a través del cual se plantea interactúen las centralidades de modo que se induzca al crecimiento menos asimétrico y menos centrípeto con respecto a la centralidad mayor.

Junto a la zonificación, el automóvil es el otro elemento importante a repensar en pos de una buena aplicación de la configuración de la ciudad según sus niveles de dinamismo urbano. Se debe reconocer que el auto aun forma parte del sentimiento de progreso de la modernidad latinoamericana, pero de un tiempo a aquí, también es creciente la sospecha que los autos fragmentan más de lo que unen. Si bien el automóvil no es un instrumento de la planificación urbana como lo es la zonificación, éste ha alimentado la permanencia del zoning. Zoning y auto representan, quizá, la principal herencia del modelo funcionalista (y eurocentrado) de la ciudad moderna.

«Se debe reconocer que el auto aun forma parte del sentimiento de progreso de la modernidad latinoamericana, pero de un tiempo a aquí, también es creciente la sospecha que los autos fragmentan más de lo que unen.»

No obstante, no se trata de eliminar los autos, sino seguir la misma lógica propuesta para el uso: regular la densidad de flujo de acuerdo con los niveles de dinamismo irradiados desde los centros. La ciudad es un espacio de interacciones socioeconómicas, éstas pueden darse de diferentes modos sin necesidad de tener al automóvil (individualista y en minoría) como unidad de medida. Esto ya sucede en muchas adaptaciones peatonales. En ese sentido, la normatividad edificatoria que exige un determinado número de estacionamientos sin considerar una lectura previa de la dinámica urbana está condicionando buena parte de la economía de la ciudad a la lógica positivista del auto: la ciudad como un contenedor neutro. Además, regular la densidad del auto según lo propuesto, representa en términos de diseño urbano, mayor disponibilidad de área libre pública y “verde”, tan importante de éste tiempo al futuro.

» (…) la normatividad edificatoria que exige un determinado número de estacionamientos sin considerar una lectura previa de la dinámica urbana está condicionando buena parte de la economía de la ciudad a la lógica positivista del auto: la ciudad como un contenedor neutro.»

La configuración de la ciudad de acuerdo a niveles de dinamismo como modo operativo en la planificación urbana implica superar el enfoque (ideológico) que reproduce el binomio zonificación por actividades y automóvil. Al menos en ciudades de similar importancia como Trujillo, los diagnósticos deben obtener lecturas en el tiempo de ambos grupos de variables. Proponer un plan de desarrollo urbano basado en modelar la dinámica urbana, sus centralidades y sus conexiones estructurales de modo sistémico, es la base para entender peculiaridades locales como la informalidad o establecer diferencias conceptuales y operacionales para con urbes de otras regiones.

Tujillo Vista Sur. Imagen proporcionada por el autor.

Fuente de la imagen principal aquí.

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