Por Melissa Torres Samamé, arquitecta.
Marzo, 2025.

La reciente tragedia ocurrida en el Real Plaza Trujillo nos motiva a reflexionar respecto al uso de los espacios públicos en las ciudades. En una realidad cercana como la nuestra, cuando hablamos de puntos de encuentro en Chiclayo solemos elegir a los centros comerciales Real Plaza o Mall Aventura Plaza antes que espacios emblemáticos como la Plazuela Elías Aguirre, el Parque Principal, o el Paseo Las Musas. Pero ¿son los centros comerciales espacios públicos?
No lo son, pues son espacios privados, pero ante el abandono de las municipalidades de espacios públicos como los parques y plazas, la demanda ha sido cubierta por el sector privado, quienes han creado una oferta de espacios de esparcimiento y encuentro seguro a través de los centros comerciales. Cada año miles de personas acuden para recibir una experiencia completa y atractiva en un solo lugar. Una encuesta de IPSOS del 2020 señala que 1 de cada 3 ciudadanos prefieren los centros comerciales como espacios públicos en Lima[i]; mientras que otra encuesta de IPSOS del 2024 arrojó que las personas desean quedarse más tiempo en un centro comercial: 57% por los eventos de entretenimiento, 54% por encontrar lugares de descanso con bancas y zonas verdes, 18% por la seguridad y 16% por ser espacios pet friendly[ii]. En tanto en Chiclayo, una encuesta arrojó que 43% pasa de 3 a 4 horas, 75% asiste con su familia y 54% con amigos, 49% asiste por entretenimiento y 25% por seguridad, mientras que el 42% cree que los centros comerciales deben tener espacio público (Montero, 2018)[iii]. Todas estas actividades deberían poder atenderse en los espacios públicos, pero como vemos son absorbidas por los centros comerciales.
Lo que diferencia un centro comercial de un espacio público es su naturaleza legal. El primero es una propiedad privada, le pertenece a una empresa, mientras el segundo es una propiedad pública que nos pertenece a todos nosotros. Para las empresas nosotros somos consumidores, y si bien puede parecernos que los centros comerciales son “públicos”, la realidad es que las empresas tienen el derecho de restringir el acceso y uso, cosa que no sucede con los espacios públicos.
Por lo expuesto, los centros comerciales no pueden ser usados como espacios públicos, pues las actividades que podemos desarrollar en ellos están limitadas y restringidas a las actividades comerciales que la empresa decida promover. Pero, ¿por qué confundimos los centros comerciales con espacios públicos? Porque estos han sido diseñados para que nos parezcan espacios seguros, equipados para el disfrute y de libre acceso. Esta situación pone en evidencia el mayor defecto de nuestros verdaderos espacios públicos: servicios, mantenimiento y seguridad.
Podríamos decir que, citando a Tonucci (1998) [iv], “la ciudad se ha vendido”, sin embargo, los ciudadanos no somos del todo culpables. La naturaleza de las personas es encontrarse y si reconocen lugares seguros será lo primero que opten. Por el contrario, el problema radica en que cada vez más las municipalidades están descuidando el equipamiento, mantenimiento y seguridad de nuestros espacios públicos, dejando la mesa servida a los centros comerciales. Ahora, ¿quién debiera exigir a las municipalidades que cumplan con sus deberes? Allí si somos todos responsables, pues hemos olvidado que el Estado somos nosotros, y que es nuestro deber exigir el cumplimiento de las funciones de nuestras instituciones.
Quien ha visitado Chiclayo se habrá podido percatar del muy deficiente estado de los parques, plazas y calles, casi sin árboles y zonas de sombra para descansar. Incluso, gestiones ediles pasadas han talado árboles y convertido áreas verdes en cemento.
Esta situación puede y debe cambiar. A continuación, presentamos un par de ejemplos de espacios con potencial a dinamizar y recuperar la ciudad desde el uso y la apropiación. El Estadio Elías Aguirre y el Ex Parque Zonal son lugares con adecuada ubicación estratégica, de gran área e historia por rescatar. El primero, de propiedad del IPD, cuenta con 15 hectáreas ubicado entre zonas residenciales con acceso a diversos servicios de transporte e infraestructura. Lamentablemente lleva décadas sin una intervención que resulte beneficiosa para la ciudad. Hoy se niega a la ciudad rodeada de muros ciegos. En tanto, el Ex Parque Zonal es otra oportunidad de recreación al aire libre. Un espacio al pie de la acequia Yortuque y ubicado en la interfaz de dos distritos. Ambas infraestructuras resultarían grandes alicientes para captar la atención de la ciudadanía y dotarla de espacios amplios, atractivos y al aire libre para el ciudadano.
Como vemos, no es que no existan espacios públicos en Chiclayo, sino que hace falta tener una visión clara para rescatarlos y equiparlos. El Parque La Carolina en Quito (Ecuador) y el Parque Metropolitano El Tunal en Bogotá (Colombia) son buenos ejemplos para tener como referentes.
La tragedia del Real Plaza de Trujillo debe hacernos tomar conciencia sobre la urgencia de recuperar nuestros espacios públicos como centros de encuentro, y a partir de ello organizarnos como sociedad para exigir a nuestras autoridades que cumplan con su deber.
[i] https://rpp.pe/peru/actualidad/1-de-cada-3-ciudadanos-prefieren-los-centros-comerciales-como-espacios-publicos-noticia-1239490?ref=rpp
[ii] https://www.ipsos.com/es-pe/experiencias-que-atrapan-el-entretenimiento-en-los-centros-comerciales
[iii] https://repositorio.usmp.edu.pe/handle/20.500.12727/4082
[iv] Tonucci (1998). La ciudad de los niños. (2da ed.)
