Por Aldo Facho Dede, arquitecto urbanista
Artículo publicado originalmente en el diario El Comercio.
28/08/24
El valor de las ciudades se mide en las oportunidades que nos presentan y en las facilidades que nos ofrece para desarrollar nuestras vidas dignamente. La riqueza que en ellas se genera hace que cada vez más personas deseen habitarlas, y esto presupone importantes retos para las entidades responsables de su administración. Uno de los más complejos es el de la movilidad, cuyo paradigma ha cambiado drásticamente en el último siglo.
Lo que en un momento pudo funcionar, como construir grandes avenidas y vías expresas para que las personas se muevan usando vehículos particulares, hoy es inviable, pues el parque automotor se ha incrementado exponencialmente. Es por ello que globalmente se ha apostado por el transporte público como la forma más eficiente de trasladar personas en tiempos adecuados. Ciudades como Nueva York, París, Sao Paulo y Buenos Aires han centrado sus inversiones en ampliar y modernizar las redes de metros, trenes y buses, recuperando la calle para la movilidad peatonal y ciclista.
Estos modernos sistemas de transporte público se complementan con una importante red de autopistas urbanas que permiten conducir los flujos metropolitanos y regionales sin tener que entrar en las zonas más densas de la ciudad. En la mayoría de los casos estas son en superficie o aéreas, pero en ciudades como San Francisco, Madrid y Seúl están siendo soterradas o deprimidas con la finalidad de recuperar la conexión de la ciudad con el paisaje, y generar importantes espacios públicos para los ciudadanos.
¿Qué viene pasando en el Perú? Ninguna de las cinco ciudades que cuentan con un plan de movilidad (PMUS) aprobado lo han implementado. Por su parte, en Lima y el Callao padecemos la consecuencia de no tener una única institución encargada de las vías, el tránsito y el transporte. En el 2018 se creó la Autoridad del Transporte Urbano para Lima y el Callao (ATU) con el objetivo de acelerar la reforma del transporte, seis años después no tenemos un PMUS aprobado y dos corredores complementarios han dejado de operar. En paralelo, el transporte ilegal se ha multiplicado.
Ante la ausencia de un PMUS que priorice las inversiones, y mostrando aparente desinterés por la cartera de proyectos del Plan de Desarrollo Metropolitano al 2040, la Municipalidad de Lima (MML) viene promoviendo una serie de vías aéreas y pasos a desnivel en diferentes avenidas, a los que han denominado “flyovers”. Estas obras no sólo no van a resolver integralmente el problema, sino que van a complejizar mucho más la implementación de futuros sistemas de transporte público masivos.
Miremos solamente la vía Expresa Javier Prado y el “flyover” del Óvalo Monitor. Ambos están saturados en horas pico, y como no fueron pensados para el transporte público, los buses del corredor rojo avanzan despacio por las vías auxiliares. ¿Quiénes ganan? Los taxis colectivos. El segundo caso es más crítico, pues es una obra reciente. Diversos especialistas anunciaron lo que hoy vemos: evitar un nodo no resuelve la congestión, sólo la traslada. Esto mismo vamos a ver en los diversos “flyovers” que se planean construir, a lo que debemos sumar el impacto negativo en el espacio urbano y en el tránsito peatonal.
¿Qué necesita Lima y el Callao? Una red de transporte público integrada, eficiente y coherente con nuestra realidad urbanística, social y política. La evidencia nos muestra que el Metropolitano es de lejos el mejor sistema, porque es flexible, económico -en comparación con el metro- y rápido de implementar. En ese sentido, es destacable la propuesta de completar el trazado de la Vía Expresa Luis Bedoya Reyes hacia el sur, pero esta obra debe hacerse pensando tanto en los usuarios como en los peatones y vecinos. Construirla en superficie no sólo le restará eficiencia, sino que va a generar un impacto negativo en las zonas que atraviesa, cambiando áreas verdes por asfalto. Es importante que se recupere el proyecto original de continuar la vía en zanja, y que se construyan diversas plazas-puentes para conectar fluidamente la ciudad.
Como vemos, tenemos acciones urgentes que debieran motivar a nuestros gobernantes a trabajar conjuntamente por la metrópoli nacional, exijámosles responsabilidad, seriedad y compromiso. Los errores y aciertos del presente marcarán nuestro futuro.