home ciudad, gobierno, vulnerabilidad INSEGURIDAD URBANA Y DISEÑO DE NUESTRAS CALLES

INSEGURIDAD URBANA Y DISEÑO DE NUESTRAS CALLES

Por Sylvia Vásquez, arquitecta urbanista.

Foto: El Comercio.

En estos días de prevención sanitaria, caminar es más que una buena decisión. Muchos de nosotros hemos probado nuevas rutas y reconocido nuevas calles, identificando las más agradables y seguras, y dejando de lado otras que no nos generan confianza. Desde niños nos enseñaron a andar prevenidos en las calles, y a desconfiar de las personas; a naturalizar el temor, y esto tiene consecuencias muy profundas en nuestra actitud y comportamiento en los espacios públicos.

Conscientes que la inseguridad ciudadana es un fenómeno de causas complejas, en este artículo nos plantearemos las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las características físicas de las calles inseguras? y ¿cuánto puede aportar a la reducción de la inseguridad un buen diseño urbano?

«En primer lugar, debemos reconocer que la ciudad tiene espacios de escala y dinámica distinta. Caminar en el barrio aparentemente es más seguro, pues las personas se conocen y los eventos son relativamente predecibles. Sabemos quiénes son nuestros vecinos, quienes viven y permanecen en sus casas; sabemos el horario de los comercios, y, en general, estamos familiarizados con nuestro entorno. Por ello, el “control” vecinal es más factible, y mucho más si tenemos contacto visual entre las casas, edificios y comercios con la calle.»

Por otro lado, tenemos las vías principales, avenidas de gran flujo vehicular, equipamientos (colegios, centros de salud y servicios) y comercios de escala interdistrital o metropolitana. Si imaginamos una fachada estándar de uno de estos edificios probablemente nos imaginemos “muros ciegos” de gran altura, sin una sola ventana, y con algunas puertas de ingreso vehicular y peatonal. Estas largas fachadas opacas, muchas veces con iluminación deficiente, son de paso obligado de niñas y niños, y ciudadanos en general que transitan por la ciudad.

El cerco, el muro, las cámaras de seguridad, los vigilantes en la puerta son las reacciones de estas instituciones ante la sensación de inseguridad en la calle. Existen diversos estudios que analizan el efecto del muro en la percepción de seguridad, desde adentro y afuera. Si estamos dentro, al principio podemos sentirnos más seguros, pero pronto empezaremos a temer de los ruidos que escuchamos en la calle, y a depender de cámaras que nos permitan “ver” a quienes transitan o nos tocan el timbre. Si estamos fuera, en la calle, la percepción es de abandono, de inseguridad, que se agudiza si el paredón es largo, la calle es oscura y está mal mantenida. El caminante pierde su derecho de caminar seguro y deleitarse de manera saludable del espacio público. Las supuestas medidas de “seguridad” terminan por convertirnos en prisioneros de nuestros fortines, vivir atemorizados de “los otros”, y, a la vez, vuelven nuestras calles más inseguras, incrementando la verdadera inseguridad.

«El caminante pierde su derecho de caminar seguro y deleitarse de manera saludable del espacio público. Las supuestas medidas de “seguridad” terminan por convertirnos en prisioneros de nuestros fortines, vivir atemorizados de “los otros”, y, a la vez, vuelven nuestras calles más inseguras, incrementando la verdadera inseguridad.»

La prevención del delito desde el urbanismo es una metodología que se viene aplicando en la planificación y el diseño urbano de muchos países europeos y latinoamericanos, como España, Colombia, Chile, entre otros. Se denomina CPTED, que en español significa Prevención del Delito mediante el Diseño Ambiental», se complementa con diversas propuestas de diseño a escala humana, calles sostenibles, urbanismo táctico, urbanismo feminista, etc.; donde el punto común es la construcción de espacios seguros para caminar y estimulantes para disfrutar.  Por ejemplo, existen experiencias chilenas en cuanto a caminatas de exploración y definición de puntos inseguros en el barrio con vecinos y funcionarios municipales que derivan en mejoras muy concretas de la seguridad.

«La gestión municipal de espacios públicos seguros debe incluir al vecino y al usuario, quien vive y camina día a día las calles. A partir de ellos las municipalidades pueden crear un mapeo de puntos inseguros y realizar una evaluación de las causas físicas de la inseguridad: muros ciegos, falta de mantenimiento, falta de permeabilidad de las fachadas, falta de iluminación, falta de visibilidad por presencia de obstáculos visuales, etc.; desplazando paulatinamente a las cámaras y a los vigilantes.»

Los largos muros ciegos son una de las características más difíciles de solucionar, dado que están propiedad privada. Es importante en estos casos generar herramientas de gestión que permitan incentivar la generación de actividades en primer piso, aún si no se construye en los lotes: comercio con estructuras livianas, por ejemplo. Se debe fortalecer la idea de fachadas vivas, activas, que generen la posibilidad de ver y ser vistos, interacción y se conviertan en espacios seguros de día y de noche y que proporcionan seguridad a los caminantes.

«Los largos muros ciegos son una de las características más difíciles de solucionar, dado que están propiedad privada. (…) Se debe fortalecer la idea de fachadas vivas, activas, que generen la posibilidad de ver y ser vistos, interacción y se conviertan en espacios seguros de día y de noche y que proporcionan seguridad a los caminantes.»

Como se ha dicho, la seguridad ciudadana no es solo un tema de cámaras y policías, incluye planificación urbana y diseño de escala humana. Para esto, un plan de mejoramiento de la seguridad en los barrios debe incluir, por ejemplo, jornadas de exploración con los vecinos, redes de comunicación y contacto entre vecinos y la municipalidad, mejoras en iluminación a nivel peatonal, microzonificación estratégica para generar corredores seguros para escolares, caminantes desde los paraderos, etc.; así como medidas que ralenticen la circulación vehicular de “paso”, además estímulos que favorezcan la implementación de fachadas vivas, comercio local como bodegas en esquinas, etc. Es decir, fortalecer la posibilidad de ver y ser vistos, e interactuar en nuestras calles, de modo que caminar más, que ya es lo más saludable, sea la opción más agradable.

Fuente de la imagen: Diario Vanguardia.

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