Por Pedro Pesci, arquitecto urbanista.
Hace meses que estamos atentos al coronavirus, pero desde hace años estamos sufriendo problemas en nuestras ciudades y el resto del nuestro planeta a los que hay que prestarles atención.
La globalización llevó a la expansión de enfermedades a escala global, tanto en lo que respecta a aquellas que afectan a los humanos como a la naturaleza en general. Hoy tenemos el Covid-19, pero hace unos años era la H1-N1 (gripe A) y antes la gripe española, por citar ejemplos.
Son producto de un mundo globalizado, con gente, animales, plantas y objetos que se trasladan, a veces innecesariamente, por todo el planeta. No son las únicas “pandemias”, si forzamos el concepto un poco y lo pegamos a problemas que nos han afectado en los tiempos contemporáneos, asociados a la globalización y alterando nuestra vida de diversa manera. Hablo de aquellos que afectan al ambiente en general y, por lo tanto, a nuestros recursos y nuestro entorno.
Los casos son muchos. Desde la invasión de la Filoxera, que afectó a las vides y la producción del vino en Europa a finales del siglo XIX con consecuencias sociales y económicas muy fuertes; a la Undaria -una especie de alga exótica- que está invadiendo la costa argentina afectando flora y fauna marina después de haber llegado en el agua de lastre de un barco de ultramar. O la invasión de la Fallopia Japónica, una planta ornamental introducida en Europa a fines del siglo XIX y que invade cursos de agua y que, en Italia, colaboró en agravar las inundaciones que se costaron vidas humanas en varias regiones.
“La ciudad-sociedad insustentable en que vivimos nos ha llevado a esta pandemia. El Covid-19 estaba presente en los murciélagos y fue mutando y afectando primero a otros animales hasta llegar a los humanos por la presión que hemos ejercido en sus hábitats.”
Con la evolución de las ciencias de la salud y la elevación de ciertos estándares de calidad de vida, ha disminuido el índice de mortalidad asociado a muchas enfermedades infecciosas como la difteria, el tétanos o la tuberculosis. Al mismo tiempo, el estilo de vida al que nos lleva el ritmo contemporáneo nos lleva hace, por ejemplo, que hayan aumentado las muertes relacionadas a enfermedades vinculadas al sobrepeso y la mala alimentación. Esta última afecta principalmente a los niños de todo el mundo y está fomentada por las empresas productoras de alimentos, pero también se debe a que el crecimiento de las ciudades modificó el acceso a alimentos frescos.
“El estilo de vida al que nos lleva el ritmo contemporáneo nos lleva hace, por ejemplo, que hayan aumentado las muertes relacionadas a enfermedades vinculadas al sobrepeso y la mala alimentación. Esta última afecta principalmente a los niños de todo el mundo y está fomentada por las empresas productoras de alimentos, pero también se debe a que el crecimiento de las ciudades modificó el acceso a alimentos frescos.”
La contaminación del suelo urbano y periurbano por la falta de manejo de efluentes y otras inacciones en el AMBA, asociadas también a la suburbanización y al crecimiento incontrolado, hace que exista contaminación del agua por plomo. Hay zonas donde hay hasta un 25% de la población infantil con niveles de retraso en su desarrollo por esta situación. ¡El crecimiento desordenado y el consumo de tierra es otra “pandemia”! El estrés al que nos lleva el ambiente urbano en el que vivimos, también. Estas son pandemias que están como vemos entre nosotros desde hace tiempo y no vemos, o no las queremos ver.
“¡El crecimiento desordenado y el consumo de tierra es otra “pandemia”! El estrés al que nos lleva el ambiente urbano en el que vivimos, también. Estas son pandemias que están como vemos entre nosotros desde hace tiempo y no vemos, o no las queremos ver.”
Hoy se está hablando mucho sobre cómo podrán transformarse las ciudades post-pandemia, pensando en una “nueva normalidad”. En general se describen principios de la ciudad sustentable, muchos de los cuales llevan más de tres décadas consolidados. Puede ser que, gracias a esto, entre definitivamente en el discurso del mercado, en el de los gobernantes, y -espero- que principalmente se arraigue en el de los profesionales asociados a temas de ciudad y arquitectura.
La idea de una ciudad peatonal, con veredas más amplias, con menos uso del auto, con movilidad sustentable (centrada en bicicletas y monopatines), con mejores espacios públicos, más espacios verdes y mejores condiciones de vivienda, deberá ser la regla. Incluso, la relación entre urbanismo y prevención de enfermedades ya ha sido demostrada con el movimiento higienista (podríamos decir pre-sustentabilista) que en Argentina tiene en Mendoza su primera gran aplicación; y en La Plata, su máxima expresión.
“La idea de una ciudad peatonal, con veredas más amplias, con menos uso del auto, con movilidad sustentable (centrada en bicicletas y monopatines), con mejores espacios públicos, más espacios verdes y mejores condiciones de vivienda, deberá ser la regla.”
La pandemia puso en el tapete a la densidad. Se discutió si la alta densidad colabora con la transmisión del virus, pero confundiendo densidad con hacinamiento. Esto se ha podido ver en el impacto de la pandemia en los asentamientos (Villa 31, 1-11-14, etc.) a diferencia del resto de la Ciudad de Buenos Aires, con áreas muy densas también. Lo que vemos es cómo afectó el Covid, combinado con el hacinamiento y otros problemas ambientales, a los barrios informales.
“La pandemia puso en el tapete a la densidad. Se discutió si la alta densidad colabora con la transmisión del virus, pero confundiendo densidad con hacinamiento. Esto se ha podido ver en el impacto de la pandemia en los asentamientos a diferencia del resto de la Ciudad de Buenos Aires.”
La densidad hace que en nuestros barrios (de CABA, La Plata, Córdoba o Mar del Plata) haya variedad de comercios a escala peatonal. Gracias a esto pudimos recurrir a ellos facilitando la provisión de comida, medicamentos y otros rubros esenciales. Gracias a que existían y estaban ahí, a nuestro alcance, las cosas fueron mejores, fueron más fáciles. Nos han dado la oportunidad de caminar, de sentir que seguíamos en una sociedad, interactuando aunque más fuera a distancia y a través de un tapabocas. Distinto es el caso de aquellos que viven en una periferia o en un barrio cerrado sin los valores de la ciudad densa y sustentable. Habrá que discutir cómo tener densidad sin hacinamiento, controlando el tamaño mínimo de las unidades de vivienda o su agrupamiento.
“Distinto es el caso de aquellos que viven en una periferia o en un barrio cerrado sin los valores de la ciudad densa y sustentable. Habrá que discutir cómo tener densidad sin hacinamiento, controlando el tamaño mínimo de las unidades de vivienda o su agrupamiento.”
El gran problema fue el trabajo. Estuvo aquel que pudo sostenerlo virtualmente y, por lo tanto, adaptarse. Otros se han visto imposibilitados por la limitación del desplazamiento. El trabajo o los servicios cerca de la casa fueron una bendición para mantener cierta normalidad y sobre eso hay que seguir trabajando como estrategias a futuro, como en general sobre la densidad y los usos equi-distribuidos.
La movilidad sustentable y saludable, a pie o en bicicleta, disminuye riesgos de contagio y se afianza como modalidad para la “nueva normalidad”. Sin los comercios, las actividades y los usos cerca, esto no es posible. La pandemia actual nos está dejando enseñanzas y nos debe hacer reconocer muchos errores sobre cómo son nuestras ciudades, cómo las hemos construido, cómo se han desarrollado y cómo vivimos en ellas. Lo que cada día queda más en claro es que las premisas de la ciudad sustentable nos pueden llevar a una ciudad y sociedad saludables.
“La pandemia actual nos está dejando enseñanzas y nos debe hacer reconocer muchos errores sobre cómo son nuestras ciudades, cómo las hemos construido, cómo se han desarrollado y cómo vivimos en ellas. Lo que cada día queda más en claro es que las premisas de la ciudad sustentable nos pueden llevar a una ciudad y sociedad saludables.”
Estoy seguro que el Covid-19 tendrá solución. Las otras “pandemias” que mencioné y otras que no, se solucionarán si cambiamos nuestra forma de relacionarnos con el ambiente, con el territorio, con el hacer y el gestionar las ciudades.
2 thoughts on “LA CIUDAD Y SUS PANDEMIAS”