Por Gabriela Vildósola Ampuero, arquitecta
El calor de su clima y la alegría de su gente hacen de Iquitos una ciudad especial y esto se refleja en sus calles y en sus formas de usarla. Es costumbre que los vecinos de los barrios centrales usen la vereda como extensión de sus viviendas a pesar de que estás suelen ser estrechas. Así vemos que, en las tardes y noches, sacan sus mecedoras para conversar con la familia, los vecinos o simplemente para ver y saludar a los conocidos que pasan por allí. Algunos incluso sacan la mesa para jugar al bingo o a las cartas.
“El calor de su clima y la alegría de su gente hacen de Iquitos una ciudad especial y esto se refleja en sus calles y en sus formas de usarla. Es costumbre que los vecinos de los barrios centrales usen la vereda como extensión de sus viviendas a pesar de que estás suelen ser estrechas. (…)”
Por otra parte, en los barrios periféricos no inundables las calles aún son de tierra y hay muy poco tránsito de motos y mototaxis. Es usual ver a los niños jugar con la pelota, correr, saltar; y a los adultos improvisar canchas de vóley para jugar un partido entre vecinos los fines de semana. La calle, aunque precaria, es segura para ser usada de muchas maneras.
“Durante el día y en ciertas esquinas de la ciudad, se ofrece el típico aguaje; y por las noches algunos vecinos sacan sus mesas a la vereda frente a sus casas para ofrecer los tradicionales juanes, las humitas y empanadas de yuca. En carnavales, las calles se vuelven coloridas, se levantan las humishas llenas de sorpresas, que serán derribadas en domingo antes del inicio de la cuaresma luego de danzar alrededor de ella y jugar con agua, achiote y caballusa.”
Las calles de Iquitos son espacios de interacción social, de convivencia, de vida vecinal; expresión de su gente alegre y extrovertida, de sus tradiciones y costumbres. Sin embargo, poco a poco las cosas están cambiando debido al aumento del tránsito vehicular que trae ruido, contaminación, accidentes, y cada vez más está desplazando a las personas del espacio público. Por ejemplo, en menos de 10 años el número de mototaxis se ha cuatriplicado, pasando de 17000 unidades en el 2010, a más de 62000 en el 2019 (MPM, 2019) y, obviamente, han ocupado las calles de la ciudad cuya infraestructura, cuando la hay, incentiva estos usos y tipos de movilidad.
“Las calles de Iquitos son espacios de interacción social, de convivencia, de vida vecinal; expresión de su gente alegre y extrovertida, de sus tradiciones y costumbres. Sin embargo, poco a poco las cosas están cambiando debido al aumento del tránsito vehicular que trae ruido, contaminación, accidentes, y cada vez más está desplazando a las personas del espacio público.”
Es así como en los últimos años se vienen desarrollando distintas obras de infraestructura en las calles que aún son de tierra, que, siendo estas necesarias, no responde a la naturaleza de la ciudad. Las obras de pavimentación de calles incluyen pistas de asfalto o concreto, redes de agua y desagüe, “arborización” (entre comillas porque casi nunca se coloca), áreas verdes, veredas y señalización. Y aunque pareciera que todo va bien, no es así, pues el concepto de “calle” que se usa para esas obras difiere significativamente de la forma como los vecinos la usan.
Los proyectos se desarrollan bajo el entendimiento que la calle es el espacio de circulación que conecta un punto con otro en la ciudad, y consideran que únicamente esa conexión se dará en vehículos motorizados. Por ello, se siguen construyendo calles bajo un criterio de diseño homogéneo, sin tomar en cuenta sus características particulares y los usos y actividades que en ella los vecinos desarrollan. Luego, terminan siendo calles sin alma y peligrosas, destinando más del 75% de la sección de la vía a la pista, y donde rápidamente desaparecen los niños jugando o los partidos de vóley los fines de semana. Ahora estas serán ocupadas cada vez más por motos y mototaxis, generando inseguridad, propiciando altas velocidades seguido de accidentes, muchas veces fatales.
“Los proyectos se desarrollan bajo el entendimiento que la calle es el espacio de circulación que conecta un punto con otro en la ciudad, y consideran que únicamente esa conexión se dará en vehículos motorizados. Por ello, se siguen construyendo calles bajo un criterio de diseño homogéneo, sin tomar en cuenta sus características particulares y los usos y actividades que en ella los vecinos desarrollan.”
Es preocupante que los vecinos, a pesar de perder la calle como espacio social, avalen y validen las obras que se realizan, principalmente porque vienen acompañadas de redes de agua y desagüe tan necesarias, y tienen la idea que la calle pavimentada es mejor que la de tierra, sin importar su diseño. Tampoco son conscientes de los problemas que conlleva ni que es posible hacerlo diferente y mejor. La crítica ciudadana en las últimas semanas por la implementación de las ciclovías, centrada principalmente en que las calles son angostas y que se reducen los espacios para el tránsito vehicular y el estacionamiento, también lo demuestran.
El problema de la calidad de la ciudad no es el dinero para hacer las obras sino el enfoque para diseñarlas. Pensar en una ciudad para las personas y en la calle como el espacio de vida urbana y no de tránsito de vehículos motorizados es nuestro gran desafío. Y aunque la literatura urbana es abundante y las experiencias exitosas en otras ciudades lo demuestran, a la fecha no hay cambios significativos en la ciudad de Iquitos. Es necesario dar un salto cualitativo en la forma de hacer ciudad, sino seguiremos excluyendo a la gente y haciendo ciudades del siglo XX en pleno siglo XXI.
“El problema de la calidad de la ciudad no es el dinero para hacer las obras sino el enfoque para diseñarlas. Pensar en una ciudad para las personas y en la calle como el espacio de vida urbana y no de tránsito de vehículos motorizados es nuestro gran desafío.”
Debemos entender cómo funciona la ciudad en sus distintas escalas, como se habitan sus barrios, para a partir de ello poder dar soluciones integrales y pertinentes. Asimismo, necesitamos comprender que los proyectos no pueden ni deben ser iguales para todos los sectores de la ciudad, debiendo reconocer sus particularidades sociales y ambientales. Además, es urgente proponer un código de diseño urbano coherente con nuestra realidad y no aplicar reglamentos nacionales pensados desde Lima, eso también nos hace mucho daño. Finalmente, uno de los mayores desafíos será lograr que las personas participen activamente en el diseño y desarrollo de sus barrios, recuperando sus espacios, su derecho a una mejor vida en comunidad y su sentido de pertenencia e identidad.
“(…) uno de los mayores desafíos será lograr que las personas participen activamente en el diseño y desarrollo de sus barrios, recuperando sus espacios, su derecho a una mejor vida en comunidad y su sentido de pertenencia e identidad.”
Felicitaciones, leo con placer, otro muy interesante artículo sobre la necesidad de repensar muestra ciudades. Veo, sin sorpresa, que el enfoque de los recientes proyectos oficiales de renovación urbana, sigue siendo: la ciudad como objeto de rentabilidad, no solo visto desde la angurria inversionista sino desde el miope entendimiento del ejecutivo. De este artículo, me quedo con un párrafo que, para mí, resume el objetivo hacia donde deberíamos apuntar en la creación, diseño, implementación, desarrollo y, sobre todo, renovación de nuestras ciudades, si es que no queremos seguir limitándonos a revisar fotografías antiguas de nuestras ciudades, cuando estas eran más humanas, más vivibles: “El problema de la calidad de la ciudad no es el dinero para hacer las obras sino el enfoque para diseñarlas. Pensar en una ciudad para las personas y en la calle como el espacio de vida urbana y no de tránsito de vehículos motorizados es nuestro gran desafío.” Gracias por seguir siendo.
¡Muchas gracias Enrique por revisar siempre la página y por tus comentarios! a ver cuándo te animas a formar parte de nuestros colaboradores.
Saludos!
Aldo
Iquitos y Sullana comparten una costumbre, el uso de las veredas como extensión de sus viviendas, al bajar el sol, los vecinos sacan sus sillas o petates para conversar entre ellos, vigilar a los niños que toman la calle como su patio de juegos, o admirar un partido de voley o futbol en un cancha improvisada en la calle, sin embargo esta imagen que me era tan viva cuando era niña, hoy se observa con menor frecuencia, debido al aumento de trásnsito vehicular, específicamente de mototaxis que ascienden a 18 mil unidades actualmente (PDU 2020-2030), y que traen consigo ruido, contaminación, accidentes e inseguridad. Una lectura placentera, muchas gracias por este artículo.
Gracias a ti Roxana por visitar la página, leernos y espero escucharnos.
Saludos!
Aldo Facho Dede, editor principal.
Muy buena reflexión de como ver las calles de nuestra querida ciudad es cierto que al pavimentar las calles se pierde ese espíritu esa tradición esa idiosincrasia que nos caracteriza, es muy importante hacer entender a las personas sobre el valor de mantener sus tradición de barrio que es al que mantiene viva a las calles
Muchas gracias Carlos por tu comentario, y por seguir la página.
Saludos!
Aldo Facho Dede, editor principal.
Muchas felicidades por este artículo, estoy en plan de hacer un estudio sobre el el impacto de la implementación de la ciclo via urbana en Iquitos, y pues está muy interesante la información que aquí encuentro, si tiene otros escritos si no fuera mucha molestia me lo pudiera dar acceso a ellos, se le agradecería bastante, necesitamos como ciudad mejorar en esos asperctos que no solo deben ser vistos desde Lima, sino de la misma ciudad in situ
Gracias Jose Alberto por tus palabras. Es como dices, debemos pensar nuestras ciudades desde su propia complejidad social y ambiental, y para ello debemos exigir la descentralización del Ministerio de Vivienda.
Seguro te interesará conversar con Gabriela Vildósola, la autora del artículo. La puedes contactar a través de sus redes sociales.
Saludos.
Aldo