home ciudad, destacados, movilidad, opinión ¿UNA NUEVA AVENIDA ABANCAY?

¿UNA NUEVA AVENIDA ABANCAY?

Lo que está en juego en el Centro de Lima

Por Manuel Madrid Tataje, abogado urbanista

Mayo, 2025

Imagen del Ministerio de Defensa, extraída de https://www.flickr.com/photos/ministeriodedefensaperu/49722199921/

La Municipalidad Metropolitana de Lima, a través de Prolima, ha anunciado un ambicioso proyecto: la peatonalización la Avenida Abancay y la construcción de dos túneles que permitirían desviar el flujo vehicular. El proyecto propone recuperar un espacio simbólico del Centro Histórico de Lima para el peatón y reducir la congestión vehicular sin modificar la conectividad vial metropolitana. Pero ¿estamos ante una transformación real o sólo un cambio de forma?

Imágenes extraídas de Google.

¿Por qué intervenir la avenida Abancay?

La situación actual de esta arteria es crítica. El tramo que va desde el Parque Universitario hasta la Avenida Grau se encuentra en avanzado estado de deterioro. Las veredas son angostas y fragmentadas, los cruces peatonales desordenados, el ruido constante y la invasión del comercio informal ahogan toda posibilidad de tránsito seguro y digno. En pocas cuadras se condensa una carga desproporcionada de transporte público, peatones, vehículos particulares y comercios. En su estado actual, la venida no es un espacio transitable: es una frontera hostil para ciudadano.

¿Qué beneficios puede traer la peatonalización?

Un espacio caminable, seguro y accesible no sólo mejora la experiencia urbana: fortalece la cohesión social, potencia el turismo y genera oportunidades económicas. La recuperación de la Avenida Abancay como eje peatonal permitiría redescubrir el Centro Histórico, integrarlo a otras zonas patrimoniales como el Jirón Ucayali o la Avenida Nicolás de Piérola, y ofrecer un entorno más amable para adultos mayores, personas con discapacidad y escolares que transitan a diario por la zona.

Además, al trasladar el tránsito vehicular al subsuelo, se libera la superficie para usos públicos, culturales y comerciales que hoy están desplazados por la saturación. La ciudad recuperaría parte de su capacidad para ser vivida, no sólo atravesada.

¿El problema está resuelto con los túneles?

No necesariamente. La construcción de túneles puede facilitar el flujo vehicular, pero si no forma parte de un plan de movilidad integral se corre el riesgo de trasladar la congestión de un punto a otro. Las entradas y salidas de los túneles deberán estar cuidadosamente diseñadas para evitar la formación de cuellos de botella, y se deberá implementar una estrategia integral para que los flujos que tengan como destino el Cercado de Lima o los distritos limítrofes no sobrecarguen las vías locales.

El proyecto, entonces, no puede ejecutarse como una solución puntual, tiene que integrarse en un esquema metropolitano de movilidad, con liderazgo técnico y participación directa de entidades como la ATU y la Gerencia de Transporte Urbano de Lima.

¿Qué riesgos deben prevenirse?

La intervención se realizará en una de las zonas con mayor concentración monumental del país. A menos de dos cuadras se encuentran inmuebles declarados patrimonio cultural, edificios históricos y estructuras de valor arquitectónico. La construcción subterránea requiere estudios impacto altamente especializados, así como planes de mitigación que eviten afectaciones estructurales o colapsos no previstos.

Tampoco se puede perder de vista en impacto social: durante al menos cuatro años de obras, el comercio formal o e informal se verá afectado. El municipio de Lima debe diseñar un plan de transición con acompañamiento económico y logístico para los actores más vulnerables, o de lo contrario el proyecto puede terminar generando resistencia social.

¿Qué modelo de ciudad queremos construir?

 La peatonalización de la Avenida Abancay es una oportunidad real para comenzar a corregir décadas de abandono del Centro Histórico. Pero también es una prueba de fuego. Si se ejecuta bien, con visión metropolitana, participación ciudadana y con un enfoque inclusivo, puede convertirse en un hito. Si se improvisa y se ejecuta sin planificación, puede generar más impactos negativos que los beneficios antes señalados.

 Lima necesita una red de espacios peatonales conectados, seguros y funcionales, y estos deben estar articulados con un transporte público de calidad. No se trata de embellecer una avenida sino de devolverle a la ciudad su capacidad de acoger, de incluir y de permitir que todos -sin distinción- puedan moverse con seguridad y dignidad.

Conclusión: un desafío que no admite medias tintas

La Avenida Abancay está lista para ser transformada, pero no puede hacerse a medias. El proyecto requiere visión estratégica, decisión política, solidez técnica y, sobre todo, una mirada metropolitana que se asegure que los problemas no se están escondiendo bajo el pavimento.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *