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LA CULPA (NO) ES DE LOS CAMIONES

Aldo Facho Dede, arquitecto urbanista

Luego de la consolidación de la medida denominada “pico y placa”, por medio de la cual la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) ha restringido de forma permanente y alternada la circulación de vehículos privados por las avenidas más importantes de la ciudad, el alcalde de Lima ha apuntado a los camiones como segundos responsables de la saturación de las vías.  Se pretende restringir su circulación por las Avenidas Panamericana Norte, Sur y Vía de Evitamiento durante las horas de mayor tráfico, indicando que son los responsables del 30% del volumen de vehículos, y por ende de la congestión[1].

Al igual que con el “pico y placa”, se acusa a los camiones y no se quiere mirar a los verdaderos responsables del caos de nuestras vías: la ilegalidad relacionada al transporte público, el incumplimiento de las normas de tránsito, y la ausencia de un sistema de movilidad integral y moderno.

Pareciera que a la MML le resulta más fácil trabajar sobre los formales, a quienes las papeletas sí afectan pues están obligados a cumplir las normas, que sobre los ilegales, que operan al margen de la ley y les da lo mismo acumular millones de soles en multas.

Generar restricciones de tránsito sobre avenidas que son la única alternativa de continuación para la carretera Panamericana, que no es sólo la vía nacional más importante, sino que es la que permite el acceso a los parques industriales y logísticos, al puerto y al aeropuerto de la ciudad capital, puede ser sumamente perjudicial para los transportistas, generando serios impactos en la cadena productiva que se trasladarían al costo de los productos y, por ende, al bolsillo de los ciudadanos.

Si con los tiempos logísticos que manejamos en nuestro país somos de los menos competitivos del continente[2], ¿se imaginan si además generamos restricciones de circulación?  Antes de pretender aplicar esta medida, sería importante analizar el origen de los atascos en las mencionadas vías.  Es muy probable que nos demos con la “sorpresa” que no son los camiones, sino las combis, cousters, buses, taxis colectivos, mototaxis, entre otros, que se agolpan en los paraderos formales e informales, y pelean por levantar pasajeros.  Además, no debemos dejar de tener en cuenta que la Panamericana fue carretera antes de ser avenida, y que la “Vía de Evitamiento” se construyó para justamente el transporte de carga “evite” la ciudad.  En el fondo, el origen del problema es el mismo: la última vez que pensamos de forma integral la ciudad fue hace más de 30 años, y desde entonces lo único que hemos hecho ha sido ir parchando ese modelo. 

Un ejemplo del daño que nos genera la ausencia de una visión urbana integral es el túnel construido bajo el río Rímac, que es parte del proyecto “Línea Amarilla”.  Su finalidad es diametralmente opuesta al recientemente inaugurado “Paseo del Bajo” en la ciudad de Buenos Aires[3]Si bien ambos tuvieron como objetivo reducir la congestión, el primero se enfocó en los vehículos privados, y el segundo en los vehículos de carga y buses interprovinciales, cuyos flujos eran pasantes y no requerían acceder a la ciudad.  Además, el segundo ha aprovechado el soterramiento de la vía para generar nuevos espacios públicos, mientras que la “Línea Amarilla” ha desatendido por completo los espacios abiertos del río Rímac.  ¿No viene siendo tiempo que le devolvamos al distrito del Rímac el hermoso malecón que le arrebatamos para hacer la Vía de Evitamiento, o que convirtamos la isla de Cantagallo en un maravilloso Parque Zonal?  Una vez más, la diferencia no es el costo de la inversión, sino la visión que la soporta.  No debemos olvidar que el dinero que estaba destinado al Parque del Río Rímac se usó para la construcción de los baipases de 28 de Julio.

En la propuesta para el Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima al 2035, que quedó inconcluso y no fue retomado por la gestión del Sr. Castañeda ni por la del Dr. Muñoz, se propuso la construcción de una nueva vía especializada para transporte de carga.  Esta conectaría los parques industriales de Chilca y Lurín con los de Ancón y Chancay, y todos ellos con los puertos del Callao y de Chancay, y con los aeropuertos del Callao y Pisco.  No ha habido otra propuesta al respecto.

Ya es tiempo que pensemos la movilidad de la metrópoli de forma integral, y que asumamos que debemos invertir en grandes obras que nos permitan multiplicar de forma exponencial nuestro bienestar.

Total, pensar en grande cuesta lo mismo que pensar en pequeño, ¿no?  Los Panamericanos Lima 2019 nos lo han demostrado, sigamos esa senda de excelencia.

 

 

[1] https://larepublica.pe/sociedad/2019/08/21/analizan-prohibir-la-circulacion-de-camiones-en-la-panamericana-sur-y-norte-transporte-en-lima-jorge-munoz-pico-y-placa/

[2] https://www.sni.org.pe/lima-entre-las-ciudades-con-mayor-costo-logistico-en-transporte-de-america-latina/

[3] https://www.infobae.com/sociedad/2019/05/23/paseo-del-bajo-lo-que-hay-que-saber-de-la-megaobra-que-cambiara-la-forma-de-circular-en-la-ciudad-de-buenos-aires/

Fuente de la imagen: https://peru21.pe/lima/elecciones-municipales-2018-trafico-lima-trampa-salida-428515-noticia/?ref=gesr

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