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ACCESIBILIDAD EN LA COSTA VERDE

Por Sylvia Vásquez Sánchez, arquitecta urbanista.

Puente peatonal Rafael Escardó. Foto: MML

09/02/2022

Con el inicio del año se abre la temporada de verano, y nos volvimos a encontrar con las enormes dificultades que tenemos las y los limeños para acceder peatonalmente a las playas y espacios públicos de la Costa Verde. La accesibilidad es un concepto que tiene que ver con el desplazamiento: un lugar puede ser accesible si es posible trasladarse a él en forma y tiempo razonables para cualquier persona o vehículo, pero cuando hablamos de “accesibilidad universal” nos referimos a que esa condición se dé en igualdad de condiciones para todas las personas, sin importar su condición física, lo que nos obliga a pensar en una diversidad situaciones a resolver.

“La accesibilidad es un concepto que tiene que ver con el desplazamiento: un lugar puede ser accesible si es posible trasladarse a él en forma y tiempo razonables para cualquier persona o vehículo, pero cuando hablamos de “accesibilidad universal” nos referimos a que esa condición se dé en igualdad de condiciones para todas las personas, sin importar su condición física (…)”

“La discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás” (Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, ONU, 2008) Este marco conceptual, tomado desde el punto de vista urbano, resalta que la discapacidad aparece cuando las personas se enfrentan a un entorno no accesible y traslada la condición de discapacidad de las personas a la sociedad, al entorno, en este caso a la ciudad y los que la gestionan.

Contrario a lo que la mayoría de urbanistas y arquitectos pensamos en realidad, el estándar de dimensiones promedio para el que diseñamos es el menos frecuente. Los múltiples tipos de limitaciones para la movilidad y cognición espacial en diversos grados son mucho más frecuentes de lo que pensamos (Ministerio de Trabajo, 1996). Ya desde que la accesibilidad se concibe como un modelo social, no se piensa en ella como un accesorio en el medio físico, sino como algo inherente y mínimo requisito en el espacio urbano para cumplir con satisfacer las necesidades del ser humano, así de amplio.

“Para la construcción de espacios accesibles universalmente se suelen utilizar tres conceptos errados: 1. pensar que las personas con discapacidad sólo son las que se mueven en sillas de ruedas; 2. pensar que para que un espacio sea accesibles sólo necesita rampas; y 3. que las personas con discapacidad no buscan deleitarse de los espacios como todos. (…)”

Para la construcción de espacios accesibles universalmente se suelen utilizar tres conceptos errados: 1. pensar que las personas con discapacidad sólo son las que se mueven en sillas de ruedas; 2. pensar que para que un espacio sea accesibles sólo necesita rampas; y 3. que las personas con discapacidad no buscan deleitarse de los espacios como todos. A eso le agregaría que pensar que los componentes de accesibilidad universal son exclusivos para personas con alguna discapacidad es un error, pues todos disfrutamos de esos accesos más cómodos y seguros. Una calle amable, por ejemplo, es reconfortante para nuestros sentidos y nuestra comodidad, nos hace recordar que somos humanos y sensibles.

“(…) pensar que los componentes de accesibilidad universal son exclusivos para personas con alguna discapacidad es un error, pues todos disfrutamos de esos accesos más cómodos y seguros. Una calle amable, por ejemplo, es reconfortante para nuestros sentidos y nuestra comodidad, nos hace recordar que somos humanos y sensibles.”

Pero, volvamos a las playas de la Costa Verde, es interesante como a esta gran escala se repiten y magnifican los problemas que solemos encontrar en nuestros barrios, y que para nosotros pueden pasar desapercibidos. Quizás no lo hayan notado, pero en nuestras calles existente muchos casos donde una rampa se coloca de un lado de la esquina y del otro lado no, o tenemos rampas que no son antideslizantes y/o tienen mucha pendiente; y en algunos casos nos llevan a postes o a espacios inseguros. Asimismo, las calles suelen ser estrechas y presentan postes que reducen aún más el espacio para caminar, haciéndolo inaccesible para muchas personas. Frecuentemente se olvida la multiplicidad de necesidades especiales, como las de las personas con discapacidad visual, que requieren de bordes claros para seguir el camino de manera táctil principalmente.

Las playas de la Costa Verde: “(…) es interesante como a esta gran escala se repiten y magnifican los problemas que solemos encontrar en nuestros barrios, y que para nosotros pueden pasar desapercibidos.”

En la medida que incorporemos la accesibilidad universal como eje rector del diseño urbano, podremos notar como dejamos de “ver” sus componentes, dado que se fusionarán en el concepto general y en la solución de diseño. De esta manera tendremos soluciones más amables, seguras, atractivas y que propicien una dinámica saludable con el resto de la ciudad, evitando las obras “parche”. Por otro lado, en una situación de inaccesibilidad natural como es el caso de nuestra Costa Verde, la incorporación de la accesibilidad universal tendría que considerar los mismos estándares y buenas prácticas que cualquier otro proyecto urbano de calidad; y si lo que se demandan son soluciones de mayor costo y mantenimiento, deberemos poder sustentarlas en el marco de la accesibilidad e inclusión. Asimismo, mayores retos pueden llevarnos a buscar fórmulas novedosas de financiamiento, que aprovechen las dinámicas urbanas que genera el atractivo de la Costa Verde.

En ese sentido, es fundamental incorporar al público objetivo en la concepción y diseño; considerando que el sistema sensorial es diverso, y que debemos tener en cuenta que la altura, la vibración y el ruido de un puente peatonal sobre una vía expresa puede poco accesible y hasta hostil.

“En la medida que incorporemos la accesibilidad universal como un eje rector del diseño urbano (…) tendremos soluciones más amables, seguras, atractivas y que propicien una dinámica saludable con el resto de la ciudad, evitando las obras “parche”.”

El diseño urbano actual, en la práctica, solo hace referencia a la accesibilidad en el marco de las normas de edificaciones. En los procesos participativos de proyectos de infraestructura es muy raro ver a las personas con discapacidad en tono activo, y si se da es en un momento de post ocupación. Es comprensible ya que los arquitectos urbanistas no hemos tendido “puentes” metodológicos para conversar y aprender sobre accesibilidad con el mismo público usuario y en campo; este no es un vacío presente solo en nuestro país, es aún un gran tema por trabajar en la práctica en general.

Incluir a las personas con discapacidad en ganar accesibilidad en el espacio urbano, no debería ser solo dar “soluciones unilaterales” que limitan la percepción fuera del público objetivo. Desde la concepción deberá integrar el hecho de construir “acceso a” la experiencia urbana plena y donde desde la arquitectura se aporte al sentido democrático del uso del espacio compartido por todas y todos.

Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (1996) Concepto europeo de Accesibilidad, Madrid España

Naciones Unidas Derechos Humanos (2022) Convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad 2008  https://acnudh.org/hoja-informativa-convencion-internacional-sobre-los-derechos-de-las-personas-con-discapacidad/

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