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KIMBIRI: SOLIDARIDAD, RESILIENCIA Y DESARROLLO URBANO

Por Daline Portocarrero, Especialista en Planificación Urbano Ambiental

Sobre los mecanismos de resiliencia futura para las ciudades menores del Perú

La ciudad de Kimbiri[i], que pertenece a la provincia de La Convención en la región Cusco, es uno de los principales centros de servicios e intercambios comerciales en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro. Aquí, como en los distritos vecinos, se vive la permanente amenaza de los virus del dengue y la tifoidea[ii], situación que se agrava pues sólo se cuenta con 10 camas de internación y 3 tanques de oxígeno.  En ese contexto, la amenaza del covid-19 era letal,  razón por la cual se acató inmediatamente la cuarentena decretada por el Gobierno Central a mediados del mes de marzo.

Dos meses después, todo cambió. A los diez días de la primera fase de reactivación económica se confirmó el primer caso de covid-19 en el VRAEM y a los dos días en el distrito. Con el peligro latente la gente ha vuelto paulatinamente a sus actividades siguiendo las pautas del Ejecutivo, ello porque el 45,8% de la PEA dedicada a la agricultura y un 48,1% a las actividades de comercio menor, hacen insostenible la prolongación del confinamiento.

Ante esta situación, el Municipio viene trabajando día a día en la gestión de programas como la Feria “De la Chacra a la Olla” y la “Diversificación Productiva” para que las familias puedan autosostenerse.  Asimismo, se están juntando fondos para la creación de una planta de oxígeno, y se han articulado los equipamientos educativos como centros de tratamiento frente al Covid-19.

Pero estas medidas no son suficientes, y las grandes debilidades de la ciudad saldrán a la luz con mayor fuerza en la medida que avance la reactivación.  Obras de electrificación y saneamiento quedaron paralizadas, dejando vulnerables a las familias sin acceso a estos servicios. La informalidad se cierne sobre las calles, con los transportistas y comerciantes reclamando cada vez más su espacio de trabajo.  La deserción escolar va en aumento, toda vez que las familias no cuentan con acceso a los medios digitales, y los padres que, trabajando en el campo, no pueden monitorear a sus hijos en las tareas asignadas.

De igual modo, la suspensión de la elaboración del Plan de Desarrollo Urbano durante los tres meses transcurridos, ralentiza la materialización de proyectos y normas necesarias para revertir la informalidad del distrito y canalizar su proactividad. Por citar un ejemplo, la necesidad ha llevado a la Asociación de Productores a ubicar en un terreno baldío el Mercado de Productores de Kimbiri, sin contar con servicios, y sin analizar previamente los impactos de esta acción en el desarrollo de la ciudad, sobre todo las zonas residenciales próximas.

Acusamos a la informalidad de los graves problemas de desarrollo de la ciudad, pero esta no es más que la consecuencia de la ausencia del Estado en la planificación de la misma, de las trabas burocráticas y administrativas generadas por un modelo de gobierno centralista, y por instrumentos de planificación diseñados en escritorios, pensando en que todo el Perú es Lima (cuando ni en Lima se cumplen).

Aquí más que creatividad se rescata el empuje de las personas por defender sus necesidades: a falta de comisaría, se tiene Comandos Covid y Comités de Autodefensa articulados en los 30 sectores vecinales. No ha hecho falta promover un modelo de ciudad compacta y movilidad ciclista, pues la realidad de la ciudad ha sido siempre esa: calles compartidas, usos mixtos y vida de barrio.

Con estos valores locales, una población articulada y un municipio preocupado por resolver los impases que se han presentado, se ha logrado contener el estado de emergencia en el que vivimos.

En ese contexto se han reanudado los estudios del PDU, trabajando para ir más allá del gabinete: concertando nuevas estrategias de participación con los representantes vecinales, generando propuestas para los equipamientos que demanda el distrito, como pilotos de mercados itinerantes y puestos de salud a concretarse en proyectos a largo plazo, coordinando con el proyecto de Pistas y veredas el rediseño de las secciones viales, para aumentar la seguridad de los peatones y ciclistas en medio de sus calles compartidas, entre otros.  Aun así, se necesita concretar los esfuerzos en un siguiente nivel, con la reactivación oficial de proyectos y obras que permitan el fortalecimiento real de su capacidad de resiliencia futura.

 

Contexto Covid-19 en Kimbiri

  • Declaratoria de emergencia: 15 de marzo
  • 1era fase de reactivación económica: 01 de mayo
  • 1er caso de coronavirus en Kimbiri: 14 de mayo
  • Cierre de mercado modelo: 15 de mayo
  • 2da fase de reactivación económica: 04 de junio
  • 21 casos de Covid-19 en Kimbiri: al 14 de junio

 

[i] Kimbiri es el 4to distrito más poblado de los 14 distritos de la provincia de La Convención, en Cusco. Cuenta con 15,962 habitantes, 40% de ellos concentrados en la capital (INEI,2017).

[ii] La mayor causa de morbilidad es debido a enfermedades infecciosas y parasitarias (13.6%). La mayor tasa de mortalidad es por insuficiencia respiratoria aguda, seguidamente del Sepsis, y la bronconeumonía. (Red de Salud Kimbiri-Pichari, 2020)

Fuente de la imagen: Daline Portocarrero.

2 thoughts on “KIMBIRI: SOLIDARIDAD, RESILIENCIA Y DESARROLLO URBANO

  1. Sería interesante conocer la propuesta de planificación y gestión urbana para ambas márgenes y regiones, dada su complejidad e interdependencia; buen trabajo!

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