Por Carlos Antony Muñiz Velásquez, arquitecto urbanista
Las ciudades son, por definición, la “ausencia de espacio físico entre las personas”, como lo ha descrito el economista de Harvard Edward Glaeser [1], siendo que su éxito depende del contacto cara a cara, el cual hoy en día resulta peligroso para nuestra salud.
Han crecido vertiginosamente en las últimas décadas, producto de la migración interna, y de la mayor demanda de servicios y productos. Sin embargo, esta densidad que antes nos hizo ver a una ciudad como prospera, hoy está siendo vista como una de las principales causas de la multiplicación de la pandemia.
Hoy, producto de esta emergencia sanitaria generada por la propagación del Covid-19, el mundo y sus ciudades, que antes competían por albergar los mas exitosos clústeres económicos y atraer empresas de todas las naciones del planeta, están cerradas. Urbes emblemáticas como Londres, Nueva York o Shanghái, donde la densidad y las aglomeraciones de personas eran un signo vital de una economía saludable y prospera, ahora están empezando a repensar su futuro a partir de esta nueva realidad.
En este momento, las ciudades se están probando y enfrentando en primera línea a una simultanea crisis de salud, social y económica. Lo que ha puesto en escena la gestión y planificación de las metrópolis para poder enfrentar y mitigar los impactos en tiempos de emergencia. Es decir, su capacidad de reacción para controlar la propagación de un virus que tiene relación directa con la densidad y la aglomeración, características principales de un centro urbano.
¿Entonces deberíamos cerrar todas las ciudades indefinidamente? De acuerdo con Michael Kimmelman, analista de políticas publicas urbanas, la mayoría de las pandemias son de naturaleza “antiurbana”, puesto que la colectividad es lo que hace que las ciudades funcionen adecuadamente para convertirse en centros de intercambio cultural, potencias económicas y ejes de promoción de políticas publicas [2].
De hecho, la densidad es la condición previa para planificar y dotar a una urbe de una prestación efectiva de servicios urbanos. Sin embargo, demasidas personas en las capitales de diferentes partes del mundo carecen de acceso a servicios básicos, como lo ha detallado el Programa de Naciones Unidas en la agenda mundial para el desarrollo sostenible, que comprende lograr ciudades mas igualitarias.
Esta falta de acceso a servicios esenciales como el agua, la vivienda y la atención médica, ha exacerbado aun mas el desafío de responder eficazmente al COVID-19. El acceso deficiente hace que las ciudades sean incapaces de enfrentar pandemias y las vuelve vulnerables en esa primera línea de defensa.
Un claro ejemplo es lo que viene sucediendo aquí en Perú, donde la densificación sin un correlato de inversión en infraestructura, servicios básicos y espacios públicos exhibe en esta particular coyuntura la inequidad de nuestras ciudades con mayor crueldad, agudizando las enormes brechas urbanas que nos caracterizan. Según INEI al 2018 se contabilizaron que en el país hay tres millones 400,000 peruanos en condición de pobreza que no tienen acceso a los servicios de agua y desagüe, ello sumado al gran déficit de metros cuadrados en áreas verdes y espacios públicos, que mas son notorios en los denominados “Barrios Urbanos Marginales“ o la “ciudad informal” [3].
También están los buenos ejemplos, los cuales tienen que ser analizados y tomados como referentes en cuanto al desarrollo y la planificación urbana, dado que buscan equilibrar la densificación con la implementación de equipamientos y servicios. Un modelo de planificación que permita a los centros urbanos tener una mayor capacidad de respuesta a situaciones extremas como la que estamos viviendo, pues, como bien sabemos, a mayor número de habitantes mayor demanda de hospitales, profesionales médicos, científicos, laboratorios y centros de emergencia pública.
En ese sentido, podemos tomar como ejemplo a países como Finlandia o Nueva Zelanda, dónde se ha podido superar la condición de máximo aislamiento, y reactivar paulatinamente la economía gracias a la infraestructura de sus ciudades.
En la primera nación, la estrategia de planificación convirtió a Helsinki, su capital metropolitana, como una ciudad netamente productiva para todos los sectores de la población. Ofreciendo las mejores condiciones posibles para una buena vida urbana, tanto para los ciudadanos como para las empresas. Una estrategia promovida bajo una política urbana de manera transparente, efectiva y equitativa a lo largo de una gama de dimensiones económicas y sociales. Comprendidas ampliamente en servicios de infraestructura pública de alta calidad para todas las personas, tanto en barrios adinerados como pobres; promoviendo a su vez la creación de oportunidades financieras y priorizando la participación e inclusión de toda la comunidad en los procesos de planificación urbana [4].
En el Perú también hay gestiones positivas, y ello ha sido demostrado durante las dos últimas décadas con la solidez macroeconómica que nos destaca dentro de la región latinoamericana. Para ello, la densidad ha sido un componente importante.
Es ahora donde el país tiene que acompañar dichas prácticas con las de planificación urbana, enfocada en desarrollar ciudades integrales que permitan la sinergia entre políticas urbanas y macroeconómicas.
Ello con el objetivo de reducir las altas concentraciones de pobreza urbana y la falta de infraestructura pública a través de una solida gobernanza que permita tener ciudades capaces de lidiar contra los efectos de las futuras pandemias y emergencias.
Citas:
- Density and Disease [Internet]. City Journal. 2020 [cited 1 May 2020]. Available from: https://www.city-journal.org/covid-19-deficiencies-of-our-urban-political-leadership
- Can City Life Survive Coronavirus? [Internet]. Nytimes.com. 2020 [cited 11 May 2020]. Available from: https://www.nytimes.com/2020/03/17/world/europe/coronavirus-city-life.html
- Inversión en servicios básicos [Internet]. Elperuano.pe. 2020 [cited 11 May 2020]. Available from: https://elperuano.pe/noticia-inversion-servicios-basicos-71664.aspx
- A functional city’s response to the COVID-19 pandemic [Internet]. World Bank Blogs. 2020 [cited 11 May 2020]. Available from: https://blogs.worldbank.org/sustainablecities/functional-citys-response-covid-19-pandemic
Fuente de la imagen: Autor: Omar de Lucas.
La pobreza y principalnente la corrupción en el Perú es la principal causa para no tener ciuades sostenibles, claro está que la mayoria de los politicos no trabajen planificando nuestras ciudades, veamos en el Perú, que ciudad en la actualidad esta siendo planificada por sus alcaldes, no hay nada ni habrá mientras exista corrupción. «Trabajar planificando, es trabajar con honestidad.»
Gracias Edgar por leernos y escribir. Totalmente de acuerdo, la única forma de salir de la pobreza es mediante una eficiente administración de los recursos públicos, cuyo gasto debiera ordenarse mediante una matriz priorizada de proyectos. Dicha matriz se construye desde la planificación urbana, y demanda transparencia y capacidad de gestión.
Saludos!
Aldo
Creo que aparte de la corrupción, es la falta de orden y disciplina, y entender realmente cómo queremos vivir, y que necesitamos para que mi sociedad cresca sosteniblemente
Totalmente de acuerdo Manuel. Eso se educa, y se impone un poco también. Somos perfectamente capaces de vivir en una sociedad ordenada, sino mira lo que sucede cuando nuestros paisanos emigran a otros países. La autoridad y el ejemplo ayudan a transmitir las ventajas del orden y la disciplina.
Saludos y gracias por leernos!
Aldo
A manera de acotación, la actual situación expresa las desigualdades urbanas existentes, el cual ha sido el resultado de como se han ido planificando y gestionando la ciudad desde los gobiernos locales distritales y propiamente el Metropolitano, sin una clara articulación de políticas urbanas y sin considerar las dinámicas urbanas y los factores de expansión y crecimiento de la ciudad, específicamente las periferias.
Así es Efraín, el problema es de base. Considero que debemos aprovechar esta particular situación para acelerar los cambios a favor de la planificación y mejor gestión de nuestras ciudades.
Saludos!
Aldo