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¿CÓMO VOLVEMOS A CIRCULAR EN CHICLAYO?

Por Melissa Torres Samamé, arquitecta urbanista

Lambayeque es la tercera región con el mayor número de casos de Covid-19 en el Perú; a la fecha, 191 decesos y el colapso de su sistema de salud.

La falta de control y orden en los centros de abastos, servicios financieros y otros de primera necesidad continúan generando un alza en la curva de contagios, focalizados en el casco urbano de Chiclayo conformado por los distritos de José Leonardo Ortiz, Chiclayo y La Victoria.  Por ello es que el Ejecutivo fortaleció las medidas de cuarentena en la ciudad, adelantando el toque de queda dos horas con respecto al resto del país (de 6pm. a 5am.) Ello ha significado la paralización de las actividades económicas y un fuerte impacto en la economía local, pues gran parte de la población se moviliza usando transporte público.

Uno de los grandes retos del país es justamente la reactivación de la economía, y para ello será necesario que las personas puedan volver a moverse.

En ese sentido, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ha anunciado que se va a promover el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo para reducir los contagios por Covid-19, en distancias cortas de menos de 7 kilómetros.  Ello porque en el transporte público es mucho más difícil mantener la distancia recomendada, y no tocar superficies comunes (barandas, asientos, etc.).  La Dra. María Jara, presidenta de la Autoridad de Transporte Urbano de Lima Metropolitana ha anunciado que en la ciudad de Lima se van a implementar cerca de 300 kilómetros de ciclovías temporales para fortalecer esta propuesta.

Países como España y Francia ya han anunciado y empezado a implementar esta solución, apoyándose en proyectos orientados al mejoramiento del uso del espacio urbano por las personas como las supermanzanas de Barcelona, y la ville du quart d’heure (la ciudad en quince minutos) propuesta para la ciudad de París.

En el Perú, ciudades como Chiclayo son ideales para la implementación de estas políticas, pues es casi plana, presenta una buena estructura de avenidas y calles, y la mayoría de viajes están dentro de un radio de 5 kilómetros, distancia recomendada para la movilidad ciclista.

En consecuencia, la Mesa de Trabajo Pro Bici (MTPB), asociación conformada por diversos colectivos y clubes lambayecanos, viene realizando acciones para incidir en la necesidad de la implementación de ciclovías en Chiclayo.  A la fecha se han realizado diversas reuniones con funcionarios técnicos de la Municipalidad Provincial de Chiclayo (MPCH) a los cuales se les ha presentado una propuesta de plan de acción, la misma que ha sido vista como factible.

Sin embargo, El Consejo Municipal ha votado en contra de declarar de interés provincial la promoción de la bicicleta como medio de transporte, medida que había sido aprobada por votación mayoritaria en una sesión anterior.

Los regidores municipales sustentaron su negativa con argumentos tales como la falta de presupuesto para su implementación, el posible desorden que generaría el uso de bicicletas en las vías, la falta de personal para implementar el proyecto, y la inexistencia de una infraestructura ciclista de base.

De forma contraria a la Municipalidad Provincial de Chiclayo, ciudades como Trujillo, Puno, Cusco y Moyobamba han decidido dotar de infraestructura ciclista para poder ofrecer a sus ciudadanos un sistema de movilidad más seguro y sustentable que el uso de transporte público, siempre en distancias cortas.  Si bien no conocemos con precisión la realidad de cada municipalidad, el sentido común nos dice que no debiera ser muy distinta a la de Chiclayo, por lo que la decisión pasaría más por un tema de conciencia cívica y deber político que por un tema presupuestal. Diferentes activaciones urbanas desarrolladas en la ciudad por colectivos y universidades nos demuestran que con motivación e ideas claras se pueden generar grandes cambios, más allá del presupuesto.

En Chiclayo, estamos tristemente acostumbrados a no ser oídos por nuestros políticos, pero esta especial coyuntura demanda un mayor grado de responsabilidad, pues lo que está ahora en juego son nuestras vidas.

Para darle cara al virus hace falta planear y disponer de una gestión urbana inteligente, pensar de manera colectiva y adaptarse a cambios que promuevan los nuevos hábitos sociales de distanciamiento y desplazamiento en la urbe.  Ese es el gran reto que debiera estar asumiendo la Municipalidad de Chiclayo, y para ello la bicicleta es una gran opción.

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