Por Aldo Facho Dede, arquitecto urbanista
Pasaron los Juegos Panamericanos y según las recientes declaraciones del alcalde de Lima, la restricción a la circulación de vehículos particulares en las denominadas “horas pico” parece que se va a mantener[1]. No han faltado críticas a la medida. Entre ellas, que las experiencias en ciudades de Colombia y México evidencian el fracaso en la reducción de la congestión vehicular integral y de la contaminación[2].
Los expertos coinciden en que dicha restricción, sin un sistema integral y eficiente de transporte público, solo traslada la congestión a las vías alternas, complicando los desplazamientos de los usuarios y encareciendo los gastos en movilidad[3]. Ello ha quedado en evidencia en los primeros 30 días de implementación, perjudicando particularmente a los vecinos de La Molina que, en palabras de su alcalde, no tienen más que dos vías para conectarse con la metrópoli[4].
Personalmente he podido medir el impacto negativo de la medida en la saturación del resto de vías de la ciudad. Viajes que me tomaban 30 minutos han pasado a tomar 45. Es una falacia decir que se ha mejorado los tiempos de circulación en la ciudad midiendo solamente las vías en las que se ha implementado la restricción, y una irresponsabilidad pretender consolidarla sin antes evaluar el conjunto ni plantear soluciones reales e integrales para los ciudadanos afectados.
Todo parece indicar que desde la Municipalidad Metropolitana existe una lectura elitista de los ciudadanos que usan autos particulares. Asumen que ello se debe exclusivamente a un tema de comodidad. Sin embargo, deberían preguntarse: ¿quién en su sano juicio elegiría conducir su vehículo en las horas de mayor congestión en nuestra ciudad? Evidentemente nadie. Las personas que hacen uso del vehículo particular lo hacen por necesidad, y en un porcentaje importante, por falta de alternativas seguras y eficientes de transporte público. Basta considerar cualquier familia tipo para entender cómo los desplazamientos se complejizan cuando debemos ir al trabajo y llevar a los niños al colegio, y más aún cuando vivimos lejos de dichos lugares.
«Sin embargo, deberían preguntarse: ¿quién en su sano juicio elegiría conducir su vehículo en las horas de mayor congestión en nuestra ciudad? Evidentemente nadie.»
Según la encuesta de Lima Como Vamos 2018, el 66% de los ciudadanos utiliza algún medio de transporte público, mientras que el 11% se moviliza en un vehículo particular y el 4% en taxi o taxi colectivo. Sin embargo, la elección del transporte público es más por necesidad que por preferencia. De hecho, más del 80% de los encuestados indica que el servicio es entre regular y muy malo, y más del 50% que ha sido víctima de algún tipo de maltrato, delito o acoso. Asimismo, cerca del 40% indica que demoran más en llegar a su destino en comparación con el año anterior. Para proponer que los ciudadanos que usan el auto migren al transporte público, primero se deberían resolver estos temas.
Lima necesita soluciones urgentes, pero la mayoría son de orden y fiscalización. El trabajo de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), creada a finales del año pasado para resolver el problema del transporte de la metrópolis, no se está evidenciando en la ciudad. Si antes la gestión del tráfico era deficiente, hoy aparenta ser nula. La Municipalidad Metropolitana ha perdido sus facultades y autonomía para gobernar el transporte público y planificar los grandes proyectos de movilidad, y ha quedado casi al nivel de las municipalidades distritales.
La situación de la ciudad exige soluciones integrales y no más medidas aisladas e improvisadas. Necesitamos a un gobernante que asuma el gran reto de enfrentar el desorden que colapsa nuestras calles, empezando por hacer cumplir las normas y sancionar con firmeza a los infractores.
No es admisible que tengamos unidades de transporte público con millones de soles en papeletas circulando por la ciudad, como tampoco que existan vehículos que no cumplen con los estándares mínimos de calidad y seguridad para ese uso. Empecemos por ello, por eliminar los vehículos piratas y hacer cumplir las normas y los paraderos. Implementemos carriles exclusivos para buses en las avenidas principales, y hagamos un programa piloto para eliminar los giros a la izquierda en avenidas que estén preparadas para ello. Sancionemos ejemplarmente a los infractores, a los piratas, a los ilegales (autos y motos), y a los conductores que perjudican al resto con sus malos hábitos (quedarse en medio del cruce, no respetar el carril de giro, no respetar el carril de buses, etc.). Fortalezcamos a las empresas que vienen operando formalmente y cumpliendo las normas en el sistema actual de rutas.
Los Panamericanos nos han dejado un legado de excelencia y liderazgo. Ya es hora que los mismos valores se asuman e implementen en el gobierno de nuestra ciudad.
[1] https://diariocorreo.pe/edicion/lima/pico-y-placa-seria-permanente-indica-jorge-munoz-903743/
[2] https://larepublica.pe/mundo/2019/07/22/jorge-munoz-mexico-lima-pico-y-placa-experiencias-de-restriccion-vehicular-en-otras-ciudades-de-america-latina-congestionamiento-vehicular/
https://www.semana.com/nacion/articulo/que-implica-pico-placa-no-vaya-mas/248907-3
https://mexiconuevaera.com/nacional/ciudad/2016/04/18/el-hoy-no-circula-un-fracaso-de-casi-tres-decadas
[3] https://www.larepublica.co/opinion/analistas/el-fin-del-pico-y-placa-2011699
[4] https://elcomercio.pe/lima/transporte/pico-placa-alcalde-molina-presenta-accion-amparo-restriccion-noticia-665370
Fuente de la imagen: https://diariocorreo.pe/peru/pico-y-placa-horarios-rutas-multas-tipos-de-autos-y-todo-sobre-el-plan-de-restriccion-vehicular-nndc-902424/